Donald Trump, presidente de Estados Unidos, no cuenta con embajador en 45 países a más de un año después de haber llegado a la Casa Blanca, incluso en puntos clave como Turquía, Jordania, Arabia Saudí, Egipto y Corea del Sur.
Este vacío diplomático viene de la fulminante decisión que tomó como mandatario electo al ordenar la salida de todos los embajadores que recibieron un nombramiento político de su antecesor, Barack Obama, con lo que tras el 20 de enero de 2017 solo quedaron en sus puestos los de carrera.
Eso dejó sin máximo representante estadunidense durante meses a gigantes como China e India y a aliados como Reino Unido y Canadá.
Otras capitales importantes, como Camberra (Australia) y Berlín (Alemania), continúan esperando que el Senado confirme a los nominados por Trump, según la lista oficial con fecha del primero de febrero facilitada por el Departamento de Estado.
La Casa Blanca se dio a la tarea de acusar a los senadores demócratas de obstruir las nominaciones que envía a la Cámara Alta, donde los republicanos tienen una muy ajustada mayoría, pero los expertos señalan la notable lentitud de este Gobierno en proponer candidatos.
“Es muy inusual tener tantos puestos vacíos de embajadores más de un año después del inicio de la presidencia. La mayor parte de la culpa la tiene la Administración, que está siendo muy lenta a la hora de hacer nominaciones”, dijo hoy a la agencia Efe el presidente de la Academia Estadounidense de Diplomacia, el embajador retirado Ronald E. Neumann.
Hay algunas teorías que dan a conocer esa lentitud en las nominaciones, apuntó, y una de ellas es que el equipo de Trump “no esperaba ganar y no estaban completamente organizados”.
“Además, el proceso de transición tuvo muchas interrupciones, hay un grupo bastante pequeño de personas en la Casa Blanca tomando decisiones y existen grandes diferencias entre sus puntos de vista”, indicó.
En un momento de graves crisis en Oriente Medio y elevada tensión con Corea del Norte, Washington no tiene embajadores ni nominados para el cargo en Turquía, Jordania, Arabia Saudí, Egipto y Corea del Sur.
En los Juegos Olímpicos surcoreanos fue notoria la falta de embajador estadunidense, después de que Trump decidiera no nominar al reconocido Victor Cha porque hizo público su rechazo a un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares de Corea del Norte.
“Las embajadas más urgentes son las de aquellos lugares donde tenemos grandes problemas y no grandes relaciones. Por ejemplo, un embajador como el de Reino Unido no sería tan urgente, porque con ese país tenemos relaciones muy intensas y cada miembro del gabinete sabe quién es su homólogo británico”, señaló Neumann.
Sobre si el Partido Republicano podría ayudar al Gobierno Trump a encontrar candidatos a embajador para acelerar el proceso, el exdiplomático lo tiene claro: “Esta Administración no quiere ayuda, quieren hacer las cosas ellos”.
En Latinoamérica y el Caribe falta embajador estadunidense en Argentina, Bahamas, Belice, Cuba, Honduras, Jamaica, República Dominicana, y Trinidad y Tobago, además de en Bolivia y Venezuela, donde la relación está solo a nivel de encargado de negocios.
Trump ha nominado a los candidatos para Argentina, Bahamas y República Dominicana, pendientes ahora de la confirmación del Senado, pero las otras legaciones vacantes ni siquiera tienen un nombre propuesto.
Estados Unidos no se ha dado a la tarea de poner embajador en La Habana desde la normalización de las relaciones bilaterales porque el Congreso, controlado como ahora por los republicanos, no sometió a voto al nominado por Obama para el cargo, Jeffrey DeLaurentis, el primer encargado de negocios.
Trump ha hecho hasta ahora 70 nombramientos de embajadores, tanto para países como para organismos internacionales, de los cuales 27 (el 38.6 %) son de carrera y 43 (el 61.4 %) son políticos, según la última actualización de la Asociación del Servicio Exterior de Estados Unidos (Afsa, por sus siglas en inglés) con fecha del 21 de febrero.
“Estos porcentajes serán preocupantes si son los mismos en un año o dos, pero aún no se puede decir, porque al principio de todas las Administraciones son los de nombramiento político los que se van”, apuntó Neumann.
La gran diferencia con otros gobiernos es que el de Trump no dio a los embajadores nombrados por Obama el habitual período de gracia para dejar sus puestos y asegurar una transición sin vacío diplomático entre ellos y sus sucesores.
Esta situación en las embajadas se enmarca en la que vive en general el Departamento de Estado, donde faltan por nombrar numerosos cargos clave, como los de subsecretario.
Con información de MVS